Cuando empecé a escribir este libro estaba atravesando un
momento crítico en mi vida, cada vez que me sucede esto entro en un cuadro
febril. Es decir el cuerpo denuncia lo que las palabras no alcanzan a decir.
Esto me sucedió en dos momentos claves de mi vida, cuando me
case y perdí por primera vez mi trabajo
.Mi primer trabajo. Otra ocasión fue cuando alcance el trabajo que dictaban mis
sueños, pero la realidad empezó a
desilusionarme.
En la primera ocasión Salí adelante. Al momento de escribir
este libro, estoy intentando llegar a encontrar aquellos “factores protectores”,
_ mas adelante desarrollare este concepto que no me es propio_ para salir
adelante.
En realidad hace mucho que sueño con escribir este libro, y
ya el comienzo parece su prólogo.
Me detengo un instante, y casi como si estuviera en una sesión de mi análisis personal , surge
como una luz una primera asociación “¿es quizás el sentirse cuidado por un otro, lo que permite salir de las crisis
profundas del alma?”:inmediatamente después siento el impulso de buscar en el
diccionario el significado de la palabra cuidar, ante mi asombro allí hace
referencia , a asistir ,guardar , conservar, principalmente a cosas materiales
.Algo aturdida por lo encontrado sigo revisando y encuentro algo más cercano a
mi pensamiento (cuidar etimológicamente cuidar,
cogitare es pensar), si pienso cuido .Cuido de mi propia vida y por mi
profesión de la vida de otros.
Disculpen mi torpeza todavía no me presente y probablemente
esta sea la primera vez que me conozcan. Soy una vieja soñadora, ante todo una
niña que creció en una familia nuclear, madre –padre y una hija. Quien en su pre adolescencia perdió tempranamente a su padre, médico de profesión,
persona de gran corazón .Por el amor de mi madre, luchadora incansable, pude
hacer de mí una mujer de bien. Pero con una pregunta persistente sobre el
funcionamiento de la mente humana, fue ella la que un 1 de agosto se llevo a la persona que me inspiro, a ser
quien soy “mi padre”. Siempre quise ser solidaria, ayudar a los demás .Pero su pérdida agudizo la búsqueda de
respuestas y en esa búsqueda, sobreviví a su falta. Ya estudiante en la escuela
secundaria, en los últimos años, curse la materia psicología, me acuerdo el
esmero que ponía, como si supiera desde el mismo instante en que la profesora
dijo “buen día chicos”, que esa iba a ser la profesión de mi vida. La profe no
estaba tan convencida de esto, siempre insistía en que por mi oratoria debía
estudiar leyes. La desilusión al principio, fue grande.
Un día en un recreo hasta llegue a imaginarme en esa misma
escuela, ya mayor reemplazando en sus clases a la profe de Psicología .La vida,
“el destino”, las “causalidades” hicieron que
casi diez años después mi sueño se cumpliera. Ese fue mi primer trabajo
como docente.
Pero bueno como siempre me voy por las ramas, y
sin querer les conté mi historia, pero no fui al eje del tema de este libro. O quizás
de eso se trata, de cómo cada uno transita la vida, sobreponiéndose al
estrés, el trauma y el riesgo en sus vidas. Esto es estudiado por las ciencias
sociales, cuando se refieren al paradigma de la Resiliencia.
Concepto que desarrollaré en este libro.
El gigante de la fábula, “cien veces te caes y cien te
levantas” Sonetos medicinales de Almafuerte.
Capitulo 1.Introducción al tema.
Cuidado en términos de la etología (comportamiento animal),
refiriéndose a la prole., se refiere a la preocupación de los adultos por su descendencia. Algunos miembros educan,
otros se ocupan de la defensa y del
alimento. Los insectos más evolucionados, al dividirse el trabajo el cuidado
queda a cargo ciertos grupos o de individuos
de determinada edad. Si hay una superpoblación puede producirse un abandono en el cuidado de la prole.
Muchos científicos de las ciencias humanas, buscando
explicaciones o paralelismos del comportamiento animal, han comparado a ambos
en el campo de la investigación.
El hombre es más indefenso al nacer, depende largo tiempo de
su entorno (grupo familia), para sobrevivir .Es el medio en el que
adquiere las herramientas para
relacionarse con su entorno, a través del proceso de socialización, por
intermedio de los distintos agentes de socialización, familia, escuela, medios
de comunicación.
René spitz, descubrió que nada de esto era suficiente si en
dicho proceso, no se anteponía el afecto.Potador de vida. De hecho aquellos
niños que al nacer carecían del mismo, podían llegar a la muerte.
Winicott , proponía que la madre tiene que crear con el niño
un espacio intermedio entre ella y él ,
a partir de su deseo y el afecto (maternaje) donde el niño pueda depositar sus
fantasías , afecto y crearse allí en ese
espacio transicional, en ese objeto creado entre ambos (madre _niño) la
posibilidad de ser a futuro adultos autónomos.
Esto permitiría adquirir la confianza, la autoestima, como para sobrevivir en soledad.
Siendo el juego inaugurado a partir de allí el primer modo de simbolización , y soporte luego de la creación en la adultez.
Todo lo expuesto me remite a otro término , que quizás se acerque aun más al concepto
que intento transmitir, protección.
Proteger según el diccionario significa: amparar , favorecer, defender. Todos los adultos que
convivimos con niños conocemos la
protección, desde el derecho: conjunto de actividades jurídicas, sociales y asistenciales dirigida a la defensa de los
derechos del menor de edad y a procurar su bienestar o cuando menos
ofrecerles alternativas a situaciones
lesivas para su personalidad, tanto física como psíquicas
Los científicos que sostienen el paradigma de la
Resiliencia, se refieren a los “factores protectores”, como aquellas
características de la persona o el
ambiente que mitigan el impacto negativo de las situaciones y condiciones
estresantes (Henderson N.; Milstien M. Pag.27)
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