Fragmento del texto
“Frágil el niño, frágil el adulto”, Ignacio Lewkowicz
“Hace algún tiempo a partir
de varias experiencias, construimos una metáfora para nombrar
situaciones en que la subjetividad supuesta para habitarlas no está forjada: La
Metáfora del galpón. Un galpón es un
recinto a cuya materialidad no le suponemos dignidad simbólica. La metáfora del
galpón nos permite nombrar una aglomeración de materia
humana sin una tarea compartida, sin una
significación compartida , sin una
subjetividad capaz común. Un galpón es lo que queda de la institución
cuando no hay sentido institucional: los ladrillos y un reglamento que está
ahí, pero no se sabe si ordena algo en
el interior de esa materialidad. En definitiva, materia humana con algunas
rutinas y el resto a ser inventado por los agentes. Así como en tiempos del
Estado Nación pasábamos de institución en institución, hoy en ausencia de marco
institucional previo, se permanece en el
galpón hasta que no se configura activamente una situación. Pero eso ya no
depende de las instituciones sino de sus
agentes.”
De formas y Formatos
¿Escuela para todos? . Betina Bendersky
y Noemi Aizencang
Extraído del libro “La psicología educacional como
instrumento de análisis y de intervención. Diálogos y entrecruzamientos” Nora Elichiry (comp.).
“Nuestra experiencia nos señala que ese otro que posibilita
nunca es uno. Se trata de un conjunto de docentes y en ocasiones también de la
presencia de otros adultos, que se suman y trabajan conjuntamente. Se trata de
varios otros que entran en diferentes escenas, que intervienen de diferentes
modos y desde diferentes lugares, organizando así soportes y Formatos de intervención. Estas prácticas implican a varios y diferentes adultos de la escuela que se proponen participar y
que se detienen en la singularidad de la situación, procurando flexibilizar Formas para sostener inclusiones. No es
un mero acompañamiento es la revisión de Formatos
y condiciones escolares para
armar algo diferente que no pretende homogeneizar ni igualar. Una intervención
que se detiene en una tensión inherente a lo escolar: entre lo singular y el “ para todos” en los escenarios
escolares, es procurar otros caminos u
otro tratamiento de aquello que no ingresa al universal, que no sea por la vía
de la segregación ni tampoco de la excepción…”
“Pensar en procesos , en
herramientas y en mediaciones , supone pensar desde la complejidad, es decir poner en discusión …renunciar a esa
explicación que todo lo explica…Dejarse sorprender por lo singular requiere del
trabajo en equipo, de la confianza en que es posible sostener al otro desde lo
que si sabemos hacer, desde nuestra búsqueda permanente de formas pedagógicas y de formatos que
procuran buenas condiciones de
aprendizaje. Dejarse sorprender por lo singular supone dejar a un costado lo
conocido, seguro y previsible para permitirse el encuentro con el otro, con lo
desconocido, con lo que inquieta e interroga. Tolerar el no saber, cuando somos
educadores que creemos ”debemos poder”, no resulta una tarea
sencilla; pero trabajando con otros es una tarea posible”
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